Las personas encargadas de elaborar lo que hoy es nuestra Constitución, lo hicieron con la ilusión de que pudiera tener larga vigencia en el tiempo. En aquel momento no tenían la certeza de convertir esa ilusión en realidad dadas las circunstancias políticas del momento. Con el paso del tiempo se ha cumplido aquel objetivo y la Constitución ha demostrado ser una norma con la fuerza y la modernidad suficientes para servir de nexo entre las diferentes posturas políticas, así como para servir de inspiración para la elaboración de numerosas leyes que han supuesto un avance de nuestro país hacia el progreso.
Se ha hablado mucho de los padres de la Constitución, ponentes que redactaron el texto de 1978 a partir de las aportaciones de unas cortes formadas mayoritariamente por hombres (de 700 parlamentarios solo hubo 21 diputadas y 6 senadoras). Hoy muchas de ellas son absolutamente desconocidas para el ciudadano de a pie, como María Izquierdo, Nona Inés Vilariño, Carlota Bustelo, Mª Dolores Pelayo, Mª Teresa Revilla o Esther Tellado. Lo cierto es que ellas, junto con otras exdiputadas y exsenadoras, lucharon en los años 70 para que la aun hoy vigente Constitución estableciera la igualdad entre hombres y mujeres ante los poderes públicos.
En esta celebración de aniversario de la Constitución y a pesar de lo conseguido en estos años, no debemos perder el miedo a impulsar reformas que la adapten a la realidad de hoy y para ello debemos tener presente nuestro pasado, ya que el pacto constituyente de 1978 fue una muestra de generosidad, madurez y responsabilidad de un pueblo que ganó la democracia y la libertad.
Revista del Consejo General de Procuradores, extracto.