Hoy el ciudadano, cada vez más preparado, más capaz y más tecnificado, se pregunta muchas veces el porqué de tantos especialistas en distintas áreas, aunque algunas no presentan dudas (creo que nadie querría que le operase su médico mientras él mismo le administra la anestesia), y es que, cuando las cosas son importantes, “zapatero a tus zapatos”.
Por eso déjenme que les diga por qué considero que el procurador, profesional especialista, está en el proceso, al lado del abogado.
1.- Los procedimientos hay que ganarlos por el fondo, y no perderlos por la forma
2.- Los sistemas telemáticos precisan medios e inversión, si el profesional es especialista el precio se abarata, más con el arancel
3.- La defensa requiere tiempo, estudio, dedicación; es más una labor de despacho y relación con el cliente
4.- “Una justicia tardía no es Justicia”, decía Séneca. El procurador puede dinamizar el proceso con los actos de comunicación y con la ejecución
5.- Cuando no hay unificación de criterios es muy importante que el profesional conozca la doctrina menor
6.- Los gastos del procedimiento abonados por quien los conoce, con una gestión transparente y eficaz
7.- Seguridad en la comunicación, internet no es a veces tan seguro
8.- Cuando es necesario que los datos no se conozcan, a través del procurador todo es confidencial
9.- Revisión procesal por un especialista. La agenda es precisa, confirmada
10.- Transparencia y más transparencia
1.- Los procedimientos hay que ganarlos por el fondo, y no perderlos por la forma
Cuando el ciudadano confía a los profesionales su procedimiento, está reclamando su lex artis, el procurador es un especialista en derecho procesal con una misión importantísima en cuanto al cumplimiento de plazos y requisitos.
La tutela judicial es un derecho constitucional, vetar su acceso por incumplir requisitos procesales en una sociedad moderna es inaceptable.
Por eso, nuestras normas exigen procurador en el pleito.
Recuerden que muchos de esos requisitos exigen desplazamiento a la sede judicial en tiempo determinado y casi siempre muy corto (para entregar copias o documentos originales) a los registros o a otras entidades, y que cuando un conflicto está en el Juzgado, el tiempo lo es todo para el interesado.
2.- Los sistemas telemáticos precisan medios e inversión, si el profesional es especialista el precio se abarata, más con el arancel
Es necesaria una justicia moderna y ágil, y evidentemente para eso se necesita inversión.
Los procuradores nos hemos adaptado adquiriendo maquinarias complejas, lectores, escáneres, fotocopiadoras, conexiones de internet muy precisas, y si seguimos hablando en términos de economía, una gestión eficiente de esos medios genera productividad, por la gestión en cadena y por la calidad de la especialización.
No tengan duda de que si ese trabajo lo desempeñara otra persona el producto se encarecería, porque habría que empezar con la cadena de inversión.
Nuestros sistemas de gestión procesal, especializados, con una organización estructural desarrollada, apoyan la labor de los abogados y de los tribunales con un objetivo claro: la calidad y la seguridad del sistema; y más aún cuando hablamos de subastas, en las que podemos estar expuestos todo el día y toda la noche, todos os días de la semana.
En esos momentos el conocimiento procesal y unos medios tecnológicos suficientes son claves para ofrecer al ciudadano una disposición total.
3.- La defensa requiere tiempo, estudio, dedicación; es más una labor de despacho y relación con el cliente
La representación requiere movilidad, disponibilidad en tiempos cortos, relación con los tribunales y otros organismos.
Los procesos requieren una gestión continua, ello conlleva desplazamiento diario a las sedes judiciales y a otros organismos.
Mientras nuestro cooperador jurídico necesario, el abogado, prepara el estudio de la estrategia de defensa y se entrevista con los clientes, el procurador debe basar su actividad en cumplir las exigencias procesales (presentación de demandas o escritos por vía telemática, presentación de copias u originales o medios audiovisuales vía presencial, la gestión del proceso en las oficinas judiciales…), es decir, todo un proceso de apoyo clave y necesario para el buen fin del litigio.
Asistir a las diligencias, a los lanzamientos, a las posesiones, recabando el auxilio de policía o cerrajero es la función de la procura, sin duda caracterizada por la movilidad.
4.- “Una justicia tardía no es Justicia”, decía Séneca. El procurador puede dinamizar el proceso con los actos de comunicación y con la ejecución
Cuando hay que notificar, emplazar, requerir o citar, el procurador, que conoce el negocio jurídico que tiene en sus manos, sabe la necesidad de la urgencia –piensen en procedimientos de familia, por ejemplo- y puede, en el mismo día, hacer el acto de comunicación, pues tiene todos los datos del procedimiento, y una garantía de calidad en la prestación de este servicio, ya que adquiere una responsabilidad especifica por ley.
Nada mejor que alguien que sabe quién, cómo, cuándo y dónde, para que la tutela judicial se cumpla (eso sí, garantizando el derecho de todos).
Además, los procuradores ejecutamos, investigamos y pedimos impulso procesal. El ciudadano merece que los profesionales estén atentos y no permitan la dilación innecesaria.
5.- Cuando no hay unificación de criterios es muy importante que el profesional conozca la doctrina menor
Lo sabemos, de una plaza a otra los criterios cambian. ¿Competencia para determinadas demandas? ¿Subsanación de requisitos? ¿Cuándo y qué originales se presentan? ¿Dónde se celebran las vistas? ¿Caben conclusiones? ¿Cuándo se pide la prueba?
El procurador conoce cada plaza en la que trabaja, y si hay duda, se desplaza con urgencia para transmitir instrucciones al abogado y al cliente.
¿Dónde está cada juzgado?
La dispersión de las sedes judiciales hace que el procurador sea una fuente de información necesaria, pues llegar tarde ¡o no llegar! es impedir la tutela.
6.- Los gastos del procedimiento abonados por quien los conoce, con una gestión transparente y eficaz
El procedimiento conlleva gastos necesarios, tasas, depósitos, minutas. Algunos de ellos impiden actos procesales si no se hacen a su debido tiempo. Otros perjudican derechos.
El procurador es reconocido por la Ley como el gestor económico del proceso; para eso se le autoriza a pedir una provisión de fondos, y él rinde cuentas después al cliente, con una gestión totalmente transparente y eficaz.
7.- Seguridad en la comunicación, internet no es a veces tan seguro
La comunicación es necesaria, debe ser eficiente, rápida y segura. Mandar algo por medios telemáticos es algo así como saludar por la calle: si no tienes respuesta, puede ser que no te hayan escuchado.
No nos podemos quedar tranquilos con el envío, hay que hacer más.
Debemos notificar por medios seguros, conseguir acuses de recibo, hacer recordatorios, liquidar plazos, agendar, anotar y recordar señalamientos, encriptar en caso necesario por ser los datos sensibles.
Los procuradores llevamos más de una década en Lex Net, conocemos el sistema para bien y para mal, adaptamos nuestros horarios, ampliamos nuestros sistemas de seguridad.
Es la justicia de la tecnología llevada por especialistas.
8.- Cuando es necesario que los datos no se conozcan, a través del procurador todo es confidencial
El dato que el juzgado o tribunal tiene de las partes, cuando es necesario, por ejemplo, en casos de violencia, debe ser preservado, ahí es esencial el procurador, licenciado o grado en Derecho, Máster de acceso a la profesión, conocedor del procedimiento que tramita, pues el dato de contacto con el tribunal será el del procurador, y los derechos de las víctimas estarán protegidos.
9.- Revisión procesal por un especialista. La agenda es precisa, confirmada
Una gran parte del trabajo del procurador es de despacho. Las mañanas las pasamos en las sedes judiciales, gestionando, pasando señalamientos, realizando actos de comunicación.
Por las tardes toca labor de despacho, dar cuenta al abogado, notificar, participar en subastas, atender llamadas telefónicas que piden saber cómo están los procesos o consultas procesales, y agenda (recordar señalamientos, repasar las pruebas, vencimientos previamente liquidados, preparar las diligencias, hacer liquidaciones económicas, entrar en las cuentas de consignaciones judiciales para conocer los ingresos en los procedimientos vivos…).
Un trabajo dinámico, a veces invisible, pero muy necesario.
10.- Transparencia y más transparencia
El cliente puede y debe tener información del procedimiento a través de su procurador.
Desde siempre, el procurador ha sido una persona de confianza del cliente, esa es la historia, por eso es el apoderado, a quien se le da un mandato para actuar en nombre de otro, y por eso la ley prevé que el procurador notifique al abogado y mantenga al corriente de su negocio al cliente.
De ahí que cada vez sean más los clientes que reclaman estar en permanente contacto con el procurador y recibir la información de su litigio a la vez que su abogado.
Y es que nadie como el interesado para estar alerta, aportar datos, trabajar los temas en su debido momento. La transparencia es esencial y hoy día, además, es fácil.
La tecnología lo permite, la ética profesional lo exige.
Por Rocío Sampere. Vicedecana del Ilustre Colegio de Procuradores de Madrid y procuradora.
Carlos Berbell/Confilegal